¿Has tenido alguna vez una «corazonada» sobre algo? Resulta que no es sólo un dicho: ¡las tripas y el cerebro están más conectados de lo que nunca imaginamos!

Esta conexión se conoce como eje intestino-cerebro, y es una calle de doble sentido en la que las señales fluyen constantemente entre tu sistema digestivo y tu cerebro. ¡Muchas de estas señales son en realidad hormonas! Cuando el intestino está sano y feliz, produce hormonas y neurotransmisores que mantienen bajo control el estado de ánimo, la energía y la concentración. Pero cuando hay un desequilibrio -piensa en el estrés, la inflamación o una dieta poco saludable- esas señales se vuelven locas, afectando a todo, desde nuestro estado de ánimo hasta cómo gestionamos el estrés e incluso nuestro apetito. Este vínculo entre la salud intestinal y la salud cerebral está en el corazón de la endocrinología. Ya que las hormonas desempeñan un papel enorme en la forma en que nuestro cuerpo gestiona el estrés, el azúcar en sangre e incluso nuestro sueño. Aquí aprenderás cómo las alteraciones de la conexión intestino-cerebro pueden afectar al equilibrio hormonal general de una persona. De hecho, ¡cuidar nuestro intestino puede ser una forma poderosa de apoyar nuestra salud endocrina, aumentar la energía y sentirnos mejor día a día!