La obesidad es una preocupación creciente en muchas comunidades, y la población latina no es una excepción. Las tasas de diabetes y obesidad han aumentado drásticamente en los últimos 30 años. ¿Cuál es la causa de este aumento de las enfermedades metabólicas?
Las prácticas alimentarias culturales están cambiando
La comida es una parte central de la cultura latina, que a menudo une a familias y comunidades. Las dietas tradicionales latinas son ricas en sabor, pero cuando se consumen en exceso y sin acompañamientos saludables como parte de una comida equilibrada, las comidas pueden ser ricas en calorías, hidratos de carbono y azúcares. Alimentos como los tamales, las empanadas, las arepas y los churros, aunque deliciosos, pueden ser calóricos si se consumen solos y no como parte de una comida equilibrada que incluya verduras naturales enteras con nutrientes y fibra.
Falta de alimentos ecológicos locales
En muchos hogares latinos, la comida es una forma de expresar amor y cariño. Los padres y abuelos animan a los niños a comer más, equiparando la comida con la salud y la felicidad. Sin embargo, esto puede llevar a comer en exceso. Además, los alimentos actuales no son tan nutritivos como lo eran en el pasado. Nuestros abuelos comían carne que procedía de granjas cercanas y tenían a su disposición especias naturales, legumbres frescas, frutas y verduras ecológicas para cocinar todos los días de forma fresca y sana. Nuestra carne procede de granjas industriales de ultramar que bombean a los animales con hormonas y antibióticos.
Desafíos económicos
Los desiertos alimentarios -zonas con acceso limitado a opciones alimentarias asequibles y saludables- son más frecuentes en los barrios latinos con bajos ingresos. Muchas familias latinas tienen bajos ingresos, lo que limita su acceso a alimentos sanos. Las frutas y verduras frescas pueden ser caras, lo que lleva a las familias a optar por alternativas más baratas y densas en calorías, como los alimentos ultraprocesados. Comemos menos alimentos naturales integrales y consumimos alimentos procesados más baratos y cómodos, densos en calorías, por el precio, la disponibilidad o simplemente por desconocimiento.
El auge de los alimentos ultraprocesados (UPF) en nuestra dieta
Con el rápido crecimiento de los alimentos ultraprocesados (UPF), como las patatas fritas, las bebidas muy azucaradas y los panes refinados, nuestra dieta es cada vez menos saludable. Alrededor del 60% de la dieta estadounidense consiste en UPF. Los UPF son alimentos que han sido deconstruidos a partir de su forma natural para convertirlos en alimentos muy apetecibles y menos perecederos, que suelen estar elaborados con grandes cantidades de azúcar refinado, sal, productos químicos conservantes y grasas poco saludables carentes de todo valor nutritivo. Los latinoamericanos están cada vez más occidentalizados en sus preferencias alimentarias. Por desgracia, las consecuencias para la salud de este cambio cultural son abrumadoramente perjudiciales y constituyen una de las principales causas del rápido aumento de enfermedades metabólicas crónicas como la diabetes y la obesidad.
La industria de la comida rápida y las bebidas azucaradas ataca fuertemente a las minorías
Los factores socioeconómicos y los medios de comunicación también han desempeñado un papel en este cambio. La comida rápida y las bebidas azucaradas se comercializan mucho en las comunidades latinas. El atractivo de la comodidad y el sabor, combinado con la publicidad dirigida, conduce a hábitos alimentarios poco saludables.
Menos ejercicio y educación nutricional
La actividad física es otro factor crítico. Muchas comunidades latinas tienen un acceso limitado a espacios recreativos seguros. Los parques y los patios de recreo pueden ser escasos y estar alejados entre sí, y la preocupación por la seguridad del vecindario puede disuadir de realizar actividades al aire libre. Además, las largas jornadas laborales y los múltiples trabajos pueden dejar poco tiempo para el ejercicio. La desinformación sobre nutrición y vida sana está muy extendida. Muchos latinos no tienen seguro o tienen un seguro insuficiente, lo que puede impedirles buscar consejo médico o tratamiento para las afecciones relacionadas con la obesidad. Por lo tanto, el acceso a la asistencia sanitaria es una barrera importante. La atención preventiva, que incluye asesoramiento dietético y sobre el estilo de vida, suele ser inaccesible debido al coste o a la falta de disponibilidad.
¿Qué podemos hacer para avanzar?
La educación desempeña un papel importante en la salud. A menudo hay una falta de concienciación sobre la importancia de una dieta equilibrada y del ejercicio regular. Los refrescos muy azucarados se han convertido en un elemento básico permanente de las reuniones latinas. ¿Quién no ha asistido a una carne asada en la que no había una amplia selección de refrescos azucarados para elegir?
Aunque se necesitan urgentemente cambios a nivel político para aumentar el acceso a alimentos sanos, espacios recreativos seguros y servicios sanitarios, tenemos que empezar a preocuparnos más por lo que consumimos y mantener debates sobre ello en nuestras comunidades. Podemos empezar a trabajar para volver a nuestros valores y tradiciones culturales utilizando alimentos integrales más limpios y naturales como parte de nuestras comidas tradicionales para que sean sanas y nutritivas.
Nuestros alimentos no son malsanos por naturaleza. Sin embargo, nuestra forma de comer se ha vuelto menos saludable por la introducción de bebidas azucaradas edulcoradas y alimentos procesados calóricamente densos, ricos en sodio, azúcar y grasas poco saludables, y pobres en fibra y proteínas. Comprendiendo y abordando estos factores, podemos trabajar por un futuro más saludable para la comunidad latina, en el que la herencia cultural y la vida sana vayan de la mano.