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Los principales factores que contribuyen a la obesidad en la población latina

El motor de nuestro cuerpo necesita mantenimiento

El metabolismo es como el motor del cuerpo. Y como cualquier motor, funciona mejor cuando se alimenta con insumos de alta calidad, se mantiene de forma constante y no se sobrecarga. Ahí es donde intervienen el estilo de vida y la nutrición. Éstas son las áreas más impactantes y procesables que podemos controlar -día a día, comida a comida- para mantener ese motor metabólico zumbando suavemente. He aquí cómo marcan la diferencia:

1. La nutrición: Combustible para el equilibrio, no sólo para la velocidad

La nutrición no consiste en restricciones o trucos; consiste en alimentarse. Piénsalo como si eligieras el combustible adecuado para tu coche: no esperarías un gran rendimiento de un combustible de baja calidad. Cuando elegimos alimentos equilibrados y ricos en nutrientes, estamos dando a nuestro metabolismo lo que necesita para funcionar eficazmente. Esto significa centrarse en:

  • Proteína para la salud muscular y la saciedad, que nos impide comer en exceso y nos ayuda a mantener la masa corporal magra (¡importante para nuestra tasa metabólica en reposo!).
  • Carbohidratos complejos para evitar los picos y bajadas de azúcar en sangre. Los carbohidratos simples y los azúcares pueden dar un rápido impulso de energía, pero también pueden provocar bajones de energía e inflamación, lo que no es bueno para el metabolismo a largo plazo.
  • Grasas saludables para la salud celular, la producción hormonal y el equilibrio energético. Las grasas saludables como las del aceite de oliva, el aguacate y los frutos secos son cruciales para mantener el hambre bajo control y apoyar nuestra función metabólica general.

Comer de forma equilibrada también significa ser consciente del tamaño de las raciones y elegir alimentos integrales en lugar de procesados. Los alimentos procesados suelen contener azúcares añadidos, grasas poco saludables e ingredientes de baja calidad que pueden sobrecargar el metabolismo en lugar de favorecerlo.

2. Movimiento: Encontrar la alegría en la actividad

Nuestro cuerpo está diseñado para moverse, y ese movimiento es fundamental para la salud metabólica. La actividad física, especialmente el ejercicio regular de intensidad moderada, tiene un impacto directo en la forma en que nuestro cuerpo utiliza la energía. He aquí cómo:

  • Masa muscular: Aumentar la masa muscular es una de las formas más potentes de favorecer un metabolismo sano. El músculo quema más calorías que el tejido adiposo, incluso en reposo, por lo que tener más músculo magro puede aumentar tu tasa metabólica basal (las calorías que tu cuerpo necesita sólo para mantenerte vivo).
  • Sensibilidad a la insulina: El ejercicio mejora la respuesta de las células a la insulina, una hormona que ayuda a regular el azúcar en sangre. Cuando nuestras células son más sensibles a la insulina, utilizan mejor la glucosa (azúcar) para obtener energía en lugar de almacenarla como grasa.
  • Alivio del estrés: El movimiento, sobre todo las actividades placenteras como pasear por la naturaleza, bailar o incluso el yoga suave, puede ayudar a controlar el estrés. Las hormonas del estrés, como el cortisol, pueden afectar negativamente al metabolismo favoreciendo el almacenamiento de grasa, sobre todo alrededor del vientre, por lo que encontrar formas de relajarse y moverse es una doble victoria.

3. El sueño: La clave que a menudo se pasa por alto

Solemos centrarnos mucho en la dieta y el ejercicio, pero el sueño es una pieza importante en el rompecabezas metabólico. Un sueño de calidad (de 7 a 9 horas para la mayoría de los adultos) ayuda a regular hormonas como la leptina y la grelina, que controlan las señales de hambre y saciedad. Sin un sueño adecuado

  • Aumentan el apetito y los antojos: Cuando estamos cansados, el cuerpo ansía energía rápida, a menudo en forma de alimentos azucarados y ricos en carbohidratos.
  • Disminuye la sensibilidad a la insulina: Una sola noche de sueño insuficiente puede hacer que nuestras células respondan menos a la insulina, lo que dificulta que nuestro organismo gestione el azúcar en sangre.
  • Aumenta el Cortisol: La falta de sueño puede elevar los niveles de cortisol, que, como ya se ha dicho, favorece el almacenamiento de grasa.

4. Gestión del estrés: Proteger el metabolismo del agotamiento

El estrés crónico puede desbaratar incluso los mejores planes de nutrición y ejercicio. Cuando está estresado, el cuerpo libera cortisol, que indica al organismo que almacene energía, a menudo en forma de grasa abdominal. Aprender técnicas de gestión del estrés como la atención plena, los ejercicios de respiración o incluso dedicar unos minutos a disfrutar de una afición puede tener un impacto positivo en el metabolismo. Reducir el estrés no consiste sólo en sentirse mejor mentalmente; se trata de dar a tu cuerpo la oportunidad de funcionar de forma óptima.

Ponerlo en práctica: Pequeños pasos para un gran impacto

Adoptar cambios en el estilo de vida y la nutrición no tiene por qué significar una revisión total. Los cambios pequeños y sostenibles son poderosos, sobre todo cuando se hacen con constancia. Aquí tienes unos cuantos para empezar:

  • Alimentación consciente: Baja el ritmo, saborea tus comidas y escucha las señales de hambre y saciedad de tu cuerpo.
  • Movimiento diario: Encuentra una actividad que te guste y conviértela en un hábito diario; incluso un paseo de 20 minutos puede hacer maravillas.
  • Rutina a la hora de dormir: Prioriza una rutina de sueño que te permita desconectar y obtener un descanso de calidad.
  • Cambios sencillos: Sustituye gradualmente los tentempiés procesados por alimentos integrales como frutas, verduras o frutos secos.
  • Respiración consciente: Dedica unos momentos al día a respirar profundamente para controlar el estrés.

Para llevar

El metabolismo es un sistema intrincado, pero mantenerlo no tiene por qué ser complicado. El estilo de vida y la nutrición son la base de un metabolismo sano, más que cualquier moda, suplemento o dieta restrictiva. Eligiendo una nutrición equilibrada, manteniéndonos activos, descansando bien y controlando el estrés, capacitamos a nuestro cuerpo para funcionar lo mejor posible. No se trata sólo de perseguir un «aumento del metabolismo»; se trata de crear una base sostenible de salud y vitalidad que nos mantenga sintiéndonos bien, día tras día.

La obesidad es una preocupación creciente en muchas comunidades, y la población latina no es una excepción. Las tasas de diabetes y obesidad han aumentado drásticamente en los últimos 30 años. ¿Cuál es la causa de este aumento de las enfermedades metabólicas?

Las prácticas alimentarias culturales están cambiando

La comida es una parte central de la cultura latina, que a menudo une a familias y comunidades. Las dietas tradicionales latinas son ricas en sabor, pero cuando se consumen en exceso y sin acompañamientos saludables como parte de una comida equilibrada, las comidas pueden ser ricas en calorías, hidratos de carbono y azúcares. Alimentos como los tamales, las empanadas, las arepas y los churros, aunque deliciosos, pueden ser calóricos si se consumen solos y no como parte de una comida equilibrada que incluya verduras naturales enteras con nutrientes y fibra.

Falta de alimentos ecológicos locales

En muchos hogares latinos, la comida es una forma de expresar amor y cariño. Los padres y abuelos animan a los niños a comer más, equiparando la comida con la salud y la felicidad. Sin embargo, esto puede llevar a comer en exceso. Además, los alimentos actuales no son tan nutritivos como lo eran en el pasado. Nuestros abuelos comían carne que procedía de granjas cercanas y tenían a su disposición especias naturales, legumbres frescas, frutas y verduras ecológicas para cocinar todos los días de forma fresca y sana. Nuestra carne procede de granjas industriales de ultramar que bombean a los animales con hormonas y antibióticos.

Desafíos económicos

Los desiertos alimentarios -zonas con acceso limitado a opciones alimentarias asequibles y saludables- son más frecuentes en los barrios latinos con bajos ingresos. Muchas familias latinas tienen bajos ingresos, lo que limita su acceso a alimentos sanos. Las frutas y verduras frescas pueden ser caras, lo que lleva a las familias a optar por alternativas más baratas y densas en calorías, como los alimentos ultraprocesados. Comemos menos alimentos naturales integrales y consumimos alimentos procesados más baratos y cómodos, densos en calorías, por el precio, la disponibilidad o simplemente por desconocimiento.

El auge de los alimentos ultraprocesados (UPF) en nuestra dieta

Con el rápido crecimiento de los alimentos ultraprocesados (UPF), como las patatas fritas, las bebidas muy azucaradas y los panes refinados, nuestra dieta es cada vez menos saludable. Alrededor del 60% de la dieta estadounidense consiste en UPF. Los UPF son alimentos que han sido deconstruidos a partir de su forma natural para convertirlos en alimentos muy apetecibles y menos perecederos, que suelen estar elaborados con grandes cantidades de azúcar refinado, sal, productos químicos conservantes y grasas poco saludables carentes de todo valor nutritivo. Los latinoamericanos están cada vez más occidentalizados en sus preferencias alimentarias. Por desgracia, las consecuencias para la salud de este cambio cultural son abrumadoramente perjudiciales y constituyen una de las principales causas del rápido aumento de enfermedades metabólicas crónicas como la diabetes y la obesidad.

La industria de la comida rápida y las bebidas azucaradas ataca fuertemente a las minorías

Los factores socioeconómicos y los medios de comunicación también han desempeñado un papel en este cambio. La comida rápida y las bebidas azucaradas se comercializan mucho en las comunidades latinas. El atractivo de la comodidad y el sabor, combinado con la publicidad dirigida, conduce a hábitos alimentarios poco saludables.

Menos ejercicio y educación nutricional

La actividad física es otro factor crítico. Muchas comunidades latinas tienen un acceso limitado a espacios recreativos seguros. Los parques y los patios de recreo pueden ser escasos y estar alejados entre sí, y la preocupación por la seguridad del vecindario puede disuadir de realizar actividades al aire libre. Además, las largas jornadas laborales y los múltiples trabajos pueden dejar poco tiempo para el ejercicio. La desinformación sobre nutrición y vida sana está muy extendida. Muchos latinos no tienen seguro o tienen un seguro insuficiente, lo que puede impedirles buscar consejo médico o tratamiento para las afecciones relacionadas con la obesidad. Por lo tanto, el acceso a la asistencia sanitaria es una barrera importante. La atención preventiva, que incluye asesoramiento dietético y sobre el estilo de vida, suele ser inaccesible debido al coste o a la falta de disponibilidad.

¿Qué podemos hacer para avanzar?

La educación desempeña un papel importante en la salud. A menudo hay una falta de concienciación sobre la importancia de una dieta equilibrada y del ejercicio regular. Los refrescos muy azucarados se han convertido en un elemento básico permanente de las reuniones latinas. ¿Quién no ha asistido a una carne asada en la que no había una amplia selección de refrescos azucarados para elegir?

Aunque se necesitan urgentemente cambios a nivel político para aumentar el acceso a alimentos sanos, espacios recreativos seguros y servicios sanitarios, tenemos que empezar a preocuparnos más por lo que consumimos y mantener debates sobre ello en nuestras comunidades. Podemos empezar a trabajar para volver a nuestros valores y tradiciones culturales utilizando alimentos integrales más limpios y naturales como parte de nuestras comidas tradicionales para que sean sanas y nutritivas.

Nuestros alimentos no son malsanos por naturaleza. Sin embargo, nuestra forma de comer se ha vuelto menos saludable por la introducción de bebidas azucaradas edulcoradas y alimentos procesados calóricamente densos, ricos en sodio, azúcar y grasas poco saludables, y pobres en fibra y proteínas. Comprendiendo y abordando estos factores, podemos trabajar por un futuro más saludable para la comunidad latina, en el que la herencia cultural y la vida sana vayan de la mano.

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